Principios de barrido y principio de cepillos en tándem

Aquí ambos cepillos rotan en sentido opuesto. El cepillo delantero sirve de mero cepillo transportador y, por ello, gira en el aire sin entrar en contacto con el suelo. Por consiguiente, el desgaste y la potencia que requiere este cepillo son muy reducidos.

En el caso de que el primer cepillo esté desbordado, la suciedad se pasa alternativamente a estos cepillos siendo transportada hacia arriba. Mediante una chapa de guía, la suciedad que se ha transportado hacia arriba se lleva hacia atrás hasta el recipiente colector.

Las dos escobillas laterales facilitan la tarea de los cepillos ya que empujan la suciedad de esquinas y bordes situándola frente a los cepillos para que estos puedan recogerla y transportarla al recipiente colector.

Gracias a la aplicación de este principio se recoge toda la suciedad, incluso la que se cuela por debajo de los cepillos. La flexibilidad de las cerdas permite la recogida de objetos del tamaño de una botella, incluso cuando se utiliza una barredora manual, y a la vez se transportan hasta el recipiente la arena y el polvo fino. Se evitan los atascos que pueden producirse cuando los colectores de suciedad están situados delante.

Como la máquina no dispone de labios de goma, los cepillos delanteros pueden recoger también objetos algo voluminosos como estiropor u hojas secas. El ligero vacío que se genera entre los cepillos permite también recoger suciedad problemática como, por ejemplo, papel que descansa plano sobre el suelo.

El hecho de que el colector de suciedad se llene por arriba permite un óptimo aprovechamiento de su capacidad. Los cepillos de barrido de altura ajustable garantizan que se pueda compensar el desgaste y que el efecto en profundidad necesario en los cepillos se mantenga incluso en suelos irregulares.